La obesidad es una enfermedad fundada en tres pilares: la genética, el sedentarismo y la mala alimentación. Se trata de la epidemia del siglo XXI. Sin ir más lejos, a partir de la ultima década del siglo pasado, hay incluso más sobrepeso y obesidad que desnutrición en el mundo. Además, esta última trae aparejadas aproximadamente 200 complicaciones o “efectos colaterales”. Por ejemplo, ser una persona con obesidad (PCS) aumenta el riesgo de padecer cáncer, hipertensión, diabetes tipo II, gota, artrosis, artritis, osteoporosis, etcétera (sin contar las consecuencias psicológicas y sociales).
Actualmente no existe una cura para la obesidad, ni vacunas ni preparados especiales para revertir el componente genético que predispone a la gordura. Pero la recuperación es posible cuando “desequilibramos” esta maquinaria, alterando dos de sus tres engranajes principales: la alimentación y la actividad física. De este modo, podemos vivir más años y recuperar nuestra calidad vida.