Se trata de grupos en que nos ayudamos unos a otros, y así, a nosotros mismos, comprendiendo que es la única manera de alcanzar una recuperación óptima: devolviendo lo que uno también ha recibido. De esta manera, los grupos de ayuda mutua no son sino, además, de auto-ayuda.

Por otro lado, se han utilizado de forma exitosa en programas de recuperación a diferentes adicciones, tales como el alcohol, el tabaco y otras drogas; en enfermedades crónicas como la diabetes, en trastornos psíquicos y para personas que han sido víctimas de abuso o violencia de diversos tipos.